17 de junio
escrito por Mons. Victor Manuel Fernández
El Espíritu Santo actúa por todas partes, y deja estelas de luz en la vida de la gente. Él no hace acepción de personas. No le interesa si son negros o blancos, inteligentes o no, famosos o ignorados, fuertes o débiles. Sólo le interesa que son seres humanos, y en todos realiza su obra.
Por eso, no pensemos que el Espíritu Santo está solamente en algunos seres especiales, en los grandes sabios, en personas que saben expresarse o que hablan de una forma muy agradable, o en aquellos que han estudiado mucho y saben muchas cosas. El Espíritu Santo actúa en un ama de casa, en un catequista, en un trabajador. Actúa tanto en un misionero como en un monje, tanto en un niño como en un anciano. En todos logra dejar algo bueno y lo hace de miles de maneras diferentes. Por eso no podemos encasillarlo, y no podemos decir de qué forma actúa. Él actúa como quiere, cuando quiere y donde quiere, y produce actos de bondad, de generosidad y de entrega en todos los corazones.
Él puede derramar algo bello también en un gran pecador, más allá de sus miserias y de sus debilidades.
Es bueno abrir los ojos y ampliar nuestra mente, para que no seamos negativos, y podamos reconocer todas las pequeñas y grandes cosas que hace el Espíritu Santo por todas partes.
Hoy puedes quejarte por el día lluvioso, o puedes dar gracias a Dios porque gratis riegan tu jardín. Hoy puedes quejarte de tu salud o alegrarte porque estás vivo. Hoy puedes enojarte por ir a trabajar o puedes gozar la alegría de tener trabajo. El día saldrá como tú le des forma. Lo que suceda hoy depende de ti, de nadie más.
Un hijo y su padre, paseaban por las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: ¡Aaah!La vida te devolverá exactamente aquello que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti. Alguien dijo: si no te gusta lo que recibes, revisa muy bien lo que estás dando. Cultiva pues actitudes de confianza, optimismo, serenidad…
Asombrado, oye una voz que repite: ¡Aaah!
Con curiosidad el niño grita: ¿Quién está ahí? Y le responden: ¿Quién está ahí?
Enojado por la burla, el niño grita: ¡Cobarde!
Y le remedan: ¡Cobarde!El niño mira a su padre y le pregunta: ¿Qué sucede?
El padre, sonríe y le dice: Hijo mío, fíjate. Y el padre grita a la montaña: ¡Te admiro! Y la voz responde: ¡Te admiro!
De nuevo, el hombre grita: ¡Eres un campeón!
Y responden: ¡Eres un campeón!
El niño estaba maravillado, pero no entendía.
Entonces el padre le explica: La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces.
* Enviado por el P. Natalio