21 de julio
escrito por Mons. Victor Manuel Fernández
https://misionerosdigitales.com/wp-content/uploads/2019/07/21-de-Julio.mp3
«Ven Espíritu Santo, y enséñame a amarte como tú me amas.
Tú sabes que yo soy parte de la hermosura de este mundo, como cada nota es parte de una hermosa canción, y es necesaria igual que las demás.
Por eso, aunque nadie me hubiera esperado cuando yo nací, tú sí me esperabas, tú estabas deseando mi nacimiento.
Por eso tu Palabra me dice: ‘Yo te amé con un amor eterno’ (Jeremías 32,3).
Quiero dejarme mirar con tus ojos de amor, quiero reconocer tu mirada de ternura, y descubrir que, aunque los demás miren mis defectos, tu mirada me contempla amándome.
Tu Palabra me dice: ‘Aunque tu propia madre se olvidara de ti, yo nunca te olvidaré’ (Isaías 49,15).
Si a veces yo siento que valgo poco, que no sirvo, que no soy digno de amor, sin embargo tu Palabra me dice otra cosa:
‘Eres precioso para mis ojos, y yo te amo’ (Isaías 43,4).
Toca mi interior herido, Espíritu Santo, para que pueda descubrir que ese amor tan grande también es para mí.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»
escrito por Mons. Victor Manuel Fernández
https://misionerosdigitales.com/wp-content/uploads/2019/07/21-de-Julio.mp3
«Ven Espíritu Santo, y enséñame a amarte como tú me amas.
Tú sabes que yo soy parte de la hermosura de este mundo, como cada nota es parte de una hermosa canción, y es necesaria igual que las demás.
Por eso, aunque nadie me hubiera esperado cuando yo nací, tú sí me esperabas, tú estabas deseando mi nacimiento.
Por eso tu Palabra me dice: ‘Yo te amé con un amor eterno’ (Jeremías 32,3).
Quiero dejarme mirar con tus ojos de amor, quiero reconocer tu mirada de ternura, y descubrir que, aunque los demás miren mis defectos, tu mirada me contempla amándome.
Tu Palabra me dice: ‘Aunque tu propia madre se olvidara de ti, yo nunca te olvidaré’ (Isaías 49,15).
Si a veces yo siento que valgo poco, que no sirvo, que no soy digno de amor, sin embargo tu Palabra me dice otra cosa:
‘Eres precioso para mis ojos, y yo te amo’ (Isaías 43,4).
Toca mi interior herido, Espíritu Santo, para que pueda descubrir que ese amor tan grande también es para mí.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»