Mayo 16
«Hoy dejo en tu presencia, Espíritu Santo, a todos mis seres queridos. Porque sólo están seguros si tú te apoderas de sus vidas. Penetra en ellos con tu fuerza, cúralos de toda enfermedad y de toda debilidad.
Sana también todo lo que esté herido en su interior, todo mal recuerdo, toda angustia, todo mal sentimiento.
Tú conoces sus perturbaciones interiores y sólo tú puedes liberarlos de sus males más profundos.
Bendice a mis seres queridos, Espíritu Santo. Concédeles éxito en lo que emprendan. Ilumínalos para que acierten en sus decisiones y concédeles que se cumplan sus sueños más preciosos.
Muéstrales el camino para alcanzar su felicidad. Derrama en ellos tu paz, tu alegría, tu amor. Llénalos de esperanza, de luz, de consuelo.
Y transfórmalos cada día, Espíritu de vida, para que puedan madurar y crecer, para que sean cada vez más bellos por dentro. Corrige sus defectos y sus vicios y muéstrales la hermosura de las virtudes.
Derrama en ellos tu amor para que se parezcan cada vez más a Jesús y sigan sus pasos. Llénalos de ti, Espíritu Santo.
Fortalécelos, libéralos, inúndalos.
Amén.»
Todo el mundo lo admira
Nada eleva tanto al hombre sobre las mezquindades de la vida como la capacidad de maravillarse. Además de las bellezas de la naturaleza, el hombre se siente fascinado por las obras del arte humano: esculturas, pinturas, descubrimientos científicos, música, artesanías, buena literatura, etc. Cultiva la admiración y sentirás interés y entusiasmo por vivir.
Se cuenta que en una reunión social Albert Einstein se encontró con Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación Einstein le dijo a Chaplin: —Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal: todo el mundo lo comprende y lo admira. A lo que Chaplin respondió: —Lo suyo es mucho más digno de respeto. Todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende.
Alguien expresó que le gustaría ser toda su vida como un niño para ir descubriendo siempre cosas nuevas y maravillarse de todo lo que va descubriendo. Ahora bien, que sepas orientar tu interés y tu capacidad de asombro por todo lo que es noble y embellece la vida. Y recuerda: “El valor del hombre está en proporción de su capacidad de admirar”.
* Enviado por el P. Natalio