Escrito por Mons. Victor Manuel Fernández
18 de Agosto
La Biblia nos habla de un carisma del Espíritu Santo que no siempre entendemos bien. Es una especie de oración en lenguas.
¿De qué se trata? San Pablo explica que se trata de una forma de expresión que sirve sólo para comunicarse con Dios, no para comunicarse con los demás, que no pueden comprenderlo (1 Corintios 14,2).
Pero además, la misma persona que usa esta forma de expresarse no puede comprender con su mente lo que dicen sus palabras (14,14). Sin embargo, esta oración produce frutos, edifica realmente a la persona (14,4), y en su espíritu es una verdadera oración, aunque la mente no comprenda (14,14).
¿Qué significa esto? Que a veces, cuando nos entregamos a la oración, el Espíritu Santo puede regalarnos una experiencia de profunda comunicación con Dios y de liberación interior, porque nos permite expresar lo que hay en lo profundo del corazón sin tener que usar palabras comprensibles, sin necesitar armar frases o buscar palabras adecuadas.
De hecho, es lo que sucede cuando suspiramos, cuando lloramos, cuando gemimos, etc. Alguna vez es necesaria esta liberación de las cosas más profundas del corazón en la presencia de Dios. ¿Cómo se logra?