Junio 3-Sacramento de confirmacion

Escrito por Mons. Victor Manuel Fernández
03 junio

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Con el Espíritu Santo se derraman en nosotros sus dones más preciosos, que nos hacen más dóciles para seguir sus impulsos, para ser menos esclavos de lo que nos hace daño y dejarnos impulsar hacia las cosas buenas y bellas. Los siete dones son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios (Isaías 11,1-2).

Si ya has recibido la Confirmación, sería bueno que renovaras la gracia de este Sacramento. Y si no lo has recibido, sería hermoso que lo pensaras.

El rito es muy simple. Consiste en una unción con aceite perfumado (Crisma) que hace el Obispo en la frente, diciendo las siguientes palabras: «Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo». Esta unción imprime como un sello permanente en el interior de la persona, y por eso sólo se recibe una vez. Pero una vez recibido, podemos invocar al Espíritu Santo, pedir perdón por nuestros pecados, alimentarnos con la lectura de la Biblia y con la Eucaristía, para que esa gracia de la Confirmación reviva y crezca cada día más, para que el Espíritu Santo pueda reformar plenamente nuestras vidas.



Niños sinceros

¡Qué importante que los padres hablen a sus hijos y les vayan trasmitiendo los valores que ellos mismos recibieron! Pero mucho más importante es que actúen de acuerdo con esos mismos valores. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos se quedan grabados en el alma como marcas impresas con fuego.

Entramos con mis hijos a un restaurante. Al traernos la cuenta, el mozo le arma un tremendo escándalo a mi esposa: 
—Señora, por favor, ¡devuelva el tenedor que se guardó en el bolso!
 Mi señora —indignadísima—vocifera: —¡Atrevido! ¡Respete! Yo soy una distinguida mujer. Además, no tengo necesidad de una cosa de ésas. ¡Esto es una infamia! En nuestra casa tenemos cubiertos finísimos y muy elegantes.
 —¿No es cierto, hijito? —se dirigió a mi hijo menor. 
Y éste respondió: ¡Sí, mami! Y... de los mejoles lestaulantesl

La mentira comienza por faltas leves, que se van volviendo más atrevidas, pues arruinan la rectitud de la conciencia moral. Lo malo de la mentira es que abre camino a transgresiones graves como apropiarse lo ajeno, calumniar las personas, ocultar amistades peligrosas, etc. El mentiroso anula valiosos muros que lo protegen. Cultiva la sinceridad.
* Enviado por el P. Natalio
SEPARADORES Y ADORNOS PARA TEXTOS/POEMAS – ORGANIZACION MUNDIAL DE ...