escrito por Estuardo Liang
marzo 7
https://misionerosdigitales.com/wp-content/uploads/2020/03/7-marzo.mp3
Cuando imaginamos al Espíritu como viento, dejemos espacio a la fantasía.
«El viento hincha las velas y empuja la barca; juega con las arenas del desierto derribando y remodelando dunas; encrespa y hace retumbar las olas del mar; transporta nubes y polen; ruge, silva, se calla… Dejémonos conducir o arrebatar por el Espíritu como por un viento»
(Luis Alonso Schökel).
A veces queremos estar demasiado cómodos, y por eso preferimos que el Espíritu Santo no se meta demasiado en nuestra vida; queremos que todo se quede como está y que no haya sobresaltos. Pero eso es elegir la muerte.
Mejor dejemos que el Espíritu Santo nos lleve donde él quiera, y la vida tendrá mucho más sabor.
Dejémonos llevar por el viento del Espíritu, y todo será mucho más interesante que resistirnos y defendernos.
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Cuando imaginamos al Espíritu como viento, dejemos espacio a la fantasía.
«El viento hincha las velas y empuja la barca; juega con las arenas del desierto derribando y remodelando dunas; encrespa y hace retumbar las olas del mar; transporta nubes y polen; ruge, silva, se calla… Dejémonos conducir o arrebatar por el Espíritu como por un viento»
(Luis Alonso Schökel).
A veces queremos estar demasiado cómodos, y por eso preferimos que el Espíritu Santo no se meta demasiado en nuestra vida; queremos que todo se quede como está y que no haya sobresaltos. Pero eso es elegir la muerte.
Mejor dejemos que el Espíritu Santo nos lleve donde él quiera, y la vida tendrá mucho más sabor.
Dejémonos llevar por el viento del Espíritu, y todo será mucho más interesante que resistirnos y defendernos.
“La ansiedad vana e inútil os fatigará espiritualmente,
y vuestro espíritu no podrá dominar su sujeto.
Hay que liberarse de toda ansiedad, porque ella es la peor enemiga de la devoción sincera y auténtica.
Y esto principalmente cuando se ora.
Recordad que la gracia y el gusto de la oración no provienen de la tierra sino del cielo.”
Padre Pío
y vuestro espíritu no podrá dominar su sujeto.
Hay que liberarse de toda ansiedad, porque ella es la peor enemiga de la devoción sincera y auténtica.
Y esto principalmente cuando se ora.
Recordad que la gracia y el gusto de la oración no provienen de la tierra sino del cielo.”
Padre Pío