Escrito por Monseñor Víctor Manuel Fernández
Febrero 14
"Espíritu Santo, yo no quiero desperdiciar tus dones, no quiero desaprovechar los impulsos de tu gracia.
Tengo a mi disposición la vida nueva de la Resurrección y el poder de tus impulsos.
No quisiera desgastarme en lamentos y quejas.
Tú me sostienes, tú me das vida, contigo puedo correr sin fatigarme.
Pero a veces me desgastan mi desconfianza, mi tristeza, mi melancolía,
Ayúdame a renunciar a todo eso, Espíritu de vida, para que despliegues en mí toda tu gloria.
Late conmigo, Señor, vive conmigo, respira conmigo, lléname de fervor y de entusiasmo.
Coloca en mi corazón el anhelo de ser fecundo para ti, de ser útil.
Dame el sueño de producir algo bueno para este mundo, el deseo de dejarlo mejor que como lo he encontrado.
Sana toda pereza, toda indiferencia, todo desánimo, para que no te ofenda con pecados de omisión.
Que pueda levantarme cada mañana con intensos deseos de hacer el bien a los demás.
Ayúdame a descubrir mejor mis talentos, para gastar bien mis energías.
Dios, potente y fuerte, que todo lo sostienes, mira mi debilidad y penetra todo mi ser con ese poder que no tiene límites.
Ven Espíritu Santo, fortalece cada fibra de mi cuerpo y de mi interior.
Así yo sé que nada podrá derribarme, porque ningún poder humano, ninguna enfermedad y ninguna dificultad pueden ser más fuertes que tu amor.
Ven Espíritu Santo, infunde tu dinamismo en mis acciones, inunda de vitalidad todo mi ser.
Tómame Señor, una vez más, para derramar tu poder y tu luz en el mundo.
Ven Espíritu Santo.
Amén."
"Espíritu Santo, yo no quiero desperdiciar tus dones, no quiero desaprovechar los impulsos de tu gracia.
Tengo a mi disposición la vida nueva de la Resurrección y el poder de tus impulsos.
No quisiera desgastarme en lamentos y quejas.
Tú me sostienes, tú me das vida, contigo puedo correr sin fatigarme.
Pero a veces me desgastan mi desconfianza, mi tristeza, mi melancolía,
Ayúdame a renunciar a todo eso, Espíritu de vida, para que despliegues en mí toda tu gloria.
Late conmigo, Señor, vive conmigo, respira conmigo, lléname de fervor y de entusiasmo.
Coloca en mi corazón el anhelo de ser fecundo para ti, de ser útil.
Dame el sueño de producir algo bueno para este mundo, el deseo de dejarlo mejor que como lo he encontrado.
Sana toda pereza, toda indiferencia, todo desánimo, para que no te ofenda con pecados de omisión.
Que pueda levantarme cada mañana con intensos deseos de hacer el bien a los demás.
Ayúdame a descubrir mejor mis talentos, para gastar bien mis energías.
Dios, potente y fuerte, que todo lo sostienes, mira mi debilidad y penetra todo mi ser con ese poder que no tiene límites.
Ven Espíritu Santo, fortalece cada fibra de mi cuerpo y de mi interior.
Así yo sé que nada podrá derribarme, porque ningún poder humano, ninguna enfermedad y ninguna dificultad pueden ser más fuertes que tu amor.
Ven Espíritu Santo, infunde tu dinamismo en mis acciones, inunda de vitalidad todo mi ser.
Tómame Señor, una vez más, para derramar tu poder y tu luz en el mundo.
Ven Espíritu Santo.
Amén."
"Que tú seas rico o pobre,
que la gente te alabe o te tome a risa,
que tú seas noble o de humilde condición,
todo esto no tiene ninguna importancia
si has decidido recorrer el camino,
esperando la alegre esperanza:
la venida de nuestro Señor Jesucristo"
(Cardenal Nguyen Van Thuan)
que la gente te alabe o te tome a risa,
que tú seas noble o de humilde condición,
todo esto no tiene ninguna importancia
si has decidido recorrer el camino,
esperando la alegre esperanza:
la venida de nuestro Señor Jesucristo"
(Cardenal Nguyen Van Thuan)