Nos dice la Reina de la Paz:
Viernes 21 de OCTUBRE de 1983. "Lo más importante es rezar al Espíritu Santo para que descienda sobre vosotros. Cuando uno lo posee, lo tiene todo. Las personas cometen un error al invocar a los santos solamente, cuando piden algo".
Adviento 1983. "Comenzad invocando al Espíritu Santo cada día. Lo más importante es rezar al Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo desciende sobre la Tierra, entonces todo se aclara y todo se transforma".
OCTUBRE DE 1984. "Lo más importante en la vida espiritual es el pedir el don del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo viene, entonces la paz se establece. Cuando esto ocurre, todo cambia alrededor de vosotros".
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
(Enseñada por la Ssma. Virgen al P. Gobbi)(Esta invocación conviene decirla muy frecuentemente, especialmente antes de hacer alguna actividad o de rezar)
Ven Espíritu Santo. Ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María Santísima, tu amadísima Esposa.
El Espíritu Santo, como en tiempos de San Pablo, es el Gran desconocido entre los cristianos.
Son muchos los fieles que recurren a los santos y olvidan al autor de la Gracia, al dulce Huésped de las almas.
El Espíritu Santo es el Alma de la Iglesia. La asiste constantemente en su gobierno y en su enseñanza infalible, y la Iglesia lo invoca antes de emprender sus obras, e invita a los fieles a recurrir al Espíritu Divino en toda actividad.
Somos templos del Espíritu Santo, es nuestro dulce Huésped, el Consolador y Santificador de nuestras almas. Los Apóstoles al recibirlo quedaron transformados.
¡Cuántas almas deseosas de perfección están como estancadas porque no invocan al Espíritu Santo! ¡Desean ser santas sin pensar casi en el Santificador!
Sacerdotes difundid por todas partes esta preciosísima devoción. ¡Que todos los fieles reciban este Mensaje!
Experimentarán un gran cambio en sus almas, verán nuevos horizontes, se maravillarán de sus progresos espirituales.
Invocando al Divino Espíritu, fuente de fuerza, luz y consuelo, Él los llenará con sus siete dones y morará en ellos como consuelo y guía.
¡Felices las almas devotas del Espíritu Santo! Empiezan ya su cielo sobre la tierra, haciéndose acreedoras a gracias escogidas y recibiendo fuerza especial para corresponder a sus divinas inspiraciones.
El Espíritu Santo es el Dios del Amor.
¡Amemos al Amor!