Había muchas cosas que ninguna de las dos sabía, pero la diferencia entre ellas era que Ignorancia siempre decía que ya lo conocía y que no quería saber nada más. Sabiduría en cambio cuando no conocía algo, decía que no lo sabía y preguntaba para aprender más. Ignorancia así opinaba de todo y no quería aprender porque creía que tenía razón, Sabiduría por su lado sabía que desconocía muchas cosas.
Una tarde llegaron a la ciudad unos viajeros de un lugar lejano, para quedarse allí a vivir.
Ignorancia no sabía cómo eran, pero como siempre creía saber la verdad, opinó lo siguiente:
-Son distintos a nosotros, por lo tanto no son buenas personas y no quiero que vivan en nuestra ciudad.
Ignorancia no se molestó en conocerlos y evitó el contacto con ellos.
En cambio Sabiduría tampoco sabía cómo eran, pero quería saberlo y fue a conocerlos. De este modo Sabiduría pudo conocer muchas cosas de estos nuevos habitantes de la ciudad.
Una noche, una gran tormenta de arena, arrasó la ciudad. Las calles quedaron cubiertas de arena y polvo y las casas tapadas por la tierra.
Sabiduría había escuchado a los nuevos habitantes de la ciudad, que le habían prevenido de la tormenta y le habían enseñado un nuevo sistema para evitar que la arena cubriera su casa. Por eso pudo salir de su casa y comprobar que el sistema había funcionado y su hogar permanecía intacto a las inclemencias de la tormenta.
En cambio la casa de Ignorancia estaba cubierta de arena, enterrada en una montaña de polvo. Los nuevos habitantes ayudaron a Sabiduría a desenterrar la casa de su hermana.
Después de mucho trabajo, consiguieron que Ignorancia quedase libre. Ignorancia estaba muy enfadada y dijo:
-Ya sabía yo que estas personas no traerían nada bueno, estoy segura de que esta tormenta es cosa suya.
Volvió a su casa, a enterrarse, ahora ya no en arena, sino en el desconocimiento.
Para reflexionar (Don de Sabiduría):
Muchas veces se confunde el don de la sabiduría con el conocimiento de cosas, con lo científico, con el saber. Sin embargo, la sabiduría es otra cosa. Todos tenemos experiencias de conocer a personas sabias que no han realizado grandes estudios.
¿Cómo se obtiene el don de la sabiduría? Al decir que es un don, queda claro que es un regalo.
Muchas veces recibimos regalos que no utilizamos, que dejamos olvidados en algún rincón de la casa. Esto mismo nos puede pasar con los dones del Espíritu Santo.
Para hacerlos crecer dentro nuestro, para hacerlos germinar y que no queden como semillas, es necesario una acción de parte del hombre.
En este caso, el hombre tiene que estar dispuesto a gustar de la vida, de Dios. Ser capaz de desprenderse de todo para dejarse llenar por Dios, disfrutándolo.